Este viernes se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Como Centro de Formación y Capacitación Unap Spa, destacamos el legado de esta mujer, pionera en el mundo de la minería, que inspira a muchas generaciones.
“Carmen Schwarze Tellería (1920-2015) Carmen fue hija del matrimonio formado por Concepción Tellería, española venida de Pamplona, España y de Juan Schwarze, ingeniero alemán que llegó a Chile con una empresa interesada en el mineral de hierro del Algarrobo. Así, ella creció en un hogar con tradición minera dado su padre ingeniero de minas y varios hermanos, dos de ellos también ingenieros de minas, igual que el progenitor. Y como si fuera poco, su alumbramiento debió estar marcado por algún designio divino ya que ella nació HISTORIA 19 en el pueblo de Domeyko, coincidiendo con el sabio polaco. Por lo tanto, no causó extrañeza que ella eligiera aquella carrera en el futuro. La niñez de Carmen transcurrió entre Domeyko, Algarrobo, Vallenar, Quillota y La Serena debido a la itinerancia profesional de su padre. La enseñanza primaria comenzó con maestros particulares en la casa y luego, a falta de escuelas en Vallenar, fue enviada interna a un colegio de religiosas en Quillota, donde cursó de la sexta preparatoria hasta el cuarto de humanidades. Y cumplió los últimos años de secundaria en el Liceo de Niñas de La Serena. Una vez completada su educación, Carmen decidió entrar a estudiar ingeniería de minas en la escuela de ingeniería de la Universidad de Chile en 1938, recibiendo el “Premio Juan Bruggen” en 1944 al mejor egresado del curso. En breve, ella contrajo nupcias con Edmundo Bordeau, ingeniero civil eléctrico, y no pudo terminar su memoria de título debido a la llegada del primer hijo. En 1945 ella ingresó a trabajar como ingeniero geólogo en el Departamento de Minas y Petróleo del Ministerio de Economía y Comercio, donde permaneció varios años. Allí comenzó a especializarse en petrografía y calcografía. En 1947 obtuvo una beca gubernamental de U.S. Geological Survey para estudiar micropaleontología durante un año en Estados Unidos. De vuelta en Chile, ella siguió desempeñándose profesionalmente en el Departamento de Minas y Petróleo hasta 1950, cuando interrumpió su carrera por unos años para dedicarse al hogar. Es que la familia siguió creciendo hasta tener siete hijos, cuatro hombres y tres mujeres -dos mellizas- todos profesionales de la Universidad de Chile y entre los cuales hubo dos ingenieros. De todas maneras, ella no dejó de impartir la ayudantía de Geología Económica, cátedra a cargo del profesor Héctor Flores en la Facultad de Ingeniería, que había iniciado en 1942 y ejerció por 20 años. A propósito ella misma contaba anecdóticamente que cuando uno de sus hijos era pequeño, le preguntaron si quería ser ingeniero de minas cuando grande, y contestó “No, porque es profesión de mujeres”. En 1963, ella se trasladó a vivir junto con su marido al campo cerca de Los Ángeles, retirándose de la profesión por casi una década, hasta que en 1972 retornó al Instituto de Investigaciones Geológicas donde trabajó mientras éste pasaba al Ministerio de Minería. Y ella prosiguió en Sernageomin hasta que su esposo debió desempeñarse en Salvador de Codelco. En la década de 1990, ella enviudó y mantuvo su residencia en el sur hasta hace unos años, siempre rodeada de sus hijos, nietos y bisnietos. Finalmente, dejó de existir a principios de marzo de 2015, cuando casi se cumplía un aniversario más del Día de la Mujer”.
Fuente: https://www.sonami.cl/v2/wp-content/uploads/2020/03/link4.pdf